A los
trabajadores de todo el mundo.
De
los míticos trabajos de Hércules
-pasando
por los que insumieron las pirámides-
hasta
los de esta era cibernética
se
tiende un fabuloso arcoíris:
una
fuente solar lo sustenta
-el
esfuerzo impar del espíritu humano-
que
lucha por transformar la materia
y
volver virtuosos a los hombres.
Esa
fuerza extraordinaria
que
aprendiera del fuego y sus secretos
que
dibujara en las cuevas de Altamira
que
ayudara a ilustrar las conciencias
que
trazara rutas en la faz de la Tierra
que
modelara catedrales colosales
que
pintara, tallara y grabara infinidad de obras de arte
que
levantara puentes y erigiera rascacielos
que
amasara el pan de cada día
que
lanzara al espacio sideral un mensaje de paz
que
viene digitalizando
–hasta
el infinito- el mundo de hoy
Esa
misma fuerza
atraviesa
nubes de impaciencia y debilidad
de
impotencia y pericia
de
ignorancia y egoísmo
transfigurando
su oscuridad en colores soñados
que
el corazón atesora
en
su viaje atemporal hacia la luz y la belleza.
Así
el trabajo
-más
allá de sus sinsabores e incontables desafíos-
honesto
perseverante
se
convierte en fruto de amor
que
siempre cosecha nuestro desvelo.
01-05-2013
Rafael Roldán Auzqui
Imagen: Fotografía de Nicolás Pasiescniko
Rafael
ResponderEliminarHermoso , erudito glosar poético que recorre un andar de siglos , pone en alto el esfuerzo creador del hombre en pos de bienestar y la manera en que el bien se ve atravesando el mal, al fin dignificando merecidamente el trabajo y a la raza humana en su honrado desvelo diario.
abrazos.
Marisa
Marisa: ¡muchísimas gracias por tu especial comentario!... Un abrazo.
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